3 preceptos mayas para honrar a los seres que parten al inframundo
El legado de la cultura maya va más allá del arte y la astronomía, ellos te muestran el camino para un descanso eterno

La cosmovisión de la cultura maya en torno a la muerte radicaba en la materia; es decir, en el cuerpo humano. Por ello, cuando un maya moría solo lo hacía su cuerpo, no su alma, que permanecía entre sus familiares y pronto regresaría.
Inicio de ciclo
Cuando una persona moría, permanecía en el inframundo; allí el dios de la muerte, Ah Puch, la recogía y guiaba por el Xibalbá (mundo subterráneo donde todos los muertos llegan), que estaba integrado por nueve niveles. Luego de un tiempo, el alma o Píxan del individuo revivía en otro ser y recomenzaba el ciclo.
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Los preceptos mayas
Los mayas creían que el cosmos se formaba por tres estratos: el Cielo, que se componía de 13 niveles; la Tierra y el Inframundo o Xibalbá, de otros nueve niveles.
Enseguida te compartimos algunos preceptos de esa cultura milenaria que vale la pena conocer:
- Cuando un integrante de la familia moría, era honrado su cuerpo. Se le limpiaba concienzudamente: le dejaban pulcra su piel y cabello.
- Lo cremaban o enterraban (inhumación) con algunos objetos personales o de su oficio; les ponían incluso comida, que le servirían en su paso por el inframundo.
- Los mantenían cerca, pues los enterraban en el patio de su casa o conservaban sus cenizas directamente en el hogar. Por eso los recordaban siempre, no un día o fecha en especial.
De esta manera, los mayas honraban a sus muertos y conformaban un poderoso recuerdo de su vida que los acompañaba generación tras generación. Además, sabían que al poco tiempo su familiar fallecido, iniciaría nuevamente el ciclo de una dichosa vida.